Pero el café en si forma parte del ritual.
Abrir el bote del café y aspirar el aroma por primera vez en la mañana.
Preparar la cafetera,
Oír el borboteo del café saliendo, y ese olor único del café recién hecho.
Y por supuesto, ese primer sorbo de café, caliente, intenso.
Dejarlo enfriar un poco, aunque sólo un poco.
Y otro sorbito de café.
Salir a la terraza con la taza humeante en mis manos y aspirar el aire fresco por primera vez en el día.
Ver el Sol saliendo...
Si, me gusta el café.
Y si, esto era una excusa para poner unas fotos que me encantan.
De nada.