jueves, 1 de marzo de 2012

Capitulo II -Recuerdos -


Isod abrió los ojos al ponerse el sol. El sopor que lo embargaba cada mañana a la caída de la noche se desvaneció por completo. naturalmente cuando abrió los ojos solamente vio oscuridad. El vampiro era en extremo prudente - incluso paranoico- en lo que a su seguridad se refería durante las horas de sueño, cuando tan vulnerable era. Despierto no tenía miedo a nada, pero cada noche antes de sumirse en el sueño de los no muertos se envolvía en traje negro de kevlar de pies a cabeza. ocultaba sus ojos tras gruesas gafas negras y como colofón se introducía en el que posiblemente fuera el saco de dormir mas caro del mundo. Tejido en malla de acero inoxidable y cubierto con un resistente tejido sintético especialmente diseñado para no dejar traspasar la luz del sol. no contento con todos estos preparativos dormía en una habitación cerrada, sin ventanas y con una doble puerta de seguridad conectada a múltiples alarmas de movimiento y temperatura.
El vampiro no tenía miedo, pero le horripilaba la idea de morir por culpa de un accidente estúpido.

 Se despojó de su peculiar atuendo y se miró completamente desnudo  en el espejo de la habitación - otro mas de los muchos mitos absurdos acerca de los vampiros - Sonrió. Tenía un color casi saludable después de su aventura de la pasada noche. Su cuerpo estaba cubierto de abundante vello, en vida siempre había tenido mucho pelo - delgado pero musculoso lo cierto es que desnudo mas se asemejaba a un hombre lobo que a un vampiro - y menos a uno de esos vampiros mariquitas de Crepúsculo - pensó irónico. El era un vampiro de verdad, salvaje, voraz... y si se mostraba al sol sin duda brillaría... durante los segundos en que su piel ardiera como el mismo infierno.

Desconectó las alarmas y abrió la puerta de seguridad saliendo al amplio salón del magnifico apartamento que había alquilado tres meses atrás. Pronto tendría que dejarlo pero el vampiro no sentía pena. Hacía mucho que no estaba atado a nada terrenal y durante sus estancias en las ciudades deambulaba de un alojamiento a otro, siempre pagando en efectivo, siempre bajo diferentes nombres. Hacía tratos con seres humanos cuyas almas eran aún mas oscuras que la suya propia y que no hacían molestas  preguntas cuando alguien se les acercaba con varios miles de euros en el bolsillo. Tenía pues una vida cómoda y relativamente sencilla.

Y pronto se aburriría de ella y correría al monte, donde tal vez se perdiera durante meses o años, durmiendo en la tierra excavada con sus propias manos y cazando animales y hombres para alimentarse. Sonrió pensando que si su mentora, la estirada Mayll le viera de esa guisa se moriría.

Mayll... hacía años que no pensaba en ella, pero ahora los recuerdos acudían a el, tal vez refrescados por su aventura de la pasada noche. Mayll y Lucía - cuyas bragas tenía aún guardadas - se parecían un poco e incluso olían parecido.  Mayll se había convertido a los quince años - seguramente - y afirmaba tener mas de mil años por esas fechas. Era pues de apariencia frágil y joven, una morenita increíblemente hermosa con la fuerza de cien hombres y la maldad de satanás en un día realmente malo.

Pues Maylle era tan cruel y despiadada como bella. Fue la primera persona que vio cuando volvió a la vida y fue la que lo bautizó con su nuevo nombre. El vampiro recordaba con meridiana claridad como la chica resplandecía ante el y le hablaba. le hablaba de lugares extraordinarios, de sitios increíbles y de inmortalidad. Pero poco o nada oyó de todo eso, en realidad no le importaba. Estaba vivo, se sentía fuerte... y muy hambriento.

Durante la siguiente década su maestra vampira - como a ella le gustaba ser llamada - y su padawan - nunca entendió la broma -recorrieron Europa, África, América... y sembraron de muerte y dolor todos aquellos lugares que pisaron. Maylle le enseñó todos los trucos de los vampiros, como asesinar, raptar y robar. E Isod aprendió bien, muy bien. Poseía una capacidad innata para la violencia y un desprecio total por la vida humana. Así que se convirtió no solo en el amante de Mayll, si no en su brazo ejecutor. Durante años bebieron y mataron, se dieron auténticos baños de sangre bajo cuerpos mutilados mientras follaban como animales. Hombres, mujeres y niños, no importaba. Eran solo alimento y  placer.

Mayll incluso llegó a presentarlo en sociedad y le llevó a conocer a algunos de los vampiros mas viejos del mundo, seres fantasmales, terribles. Habitaban suntuosas mansiones o cuevas inmundas. Tanto daba, eran poderosos y crueles. Con lo que no contaban era con que el joven recién nacido lo era aún mas.La maestra se sentía orgullosa de su nuevo alumno y lo exhibía como si fuese uno de esos niños repelentes que se saben la historia del mundo con cinco años. En una de esas fiestas es donde todo se complicó.

En un viejo castillo Galés se daba una exclusiva fiesta entre la élite de los vampiros. Eran unos pocos hijos de los milenios, unos cuantos centenarios y por supuesto, sus acólitos neo natos. En total una veintena de vampiros sedientos dispuestos a divertirse. El anfitrión, un viejo terrible que parecía haber sido el maestro de Matusalén, se había hecho llegar doscientos humanos, comprados o raptados para la ocasión. Todas las victimas eran inusualmente jóvenes y hermosas - ninguna debía superar los veinte años - y todos estaban aterrorizados. Entre la orgía de sexo y sangre los gritos de dolor y miedo se confundían con  los de placer. Isod, desnudo de cintura para arriba se alimentaba de una chica medio desnuda, parecía un animal salvaje y casi aullaba de placer. Maylle se acercó a él y le acarició el cabello - tranquilo cachorrillo, bebe despacio -. Fue un comentario desafortunado que al orgulloso vampiro no le gustó. Menos aún le gustaron las risitas que oyó - Soltando a la chica moribunda se alzo en el centro del gigantesto salón. Y por vez primera miró a su alrededor. Los neo natos saltaban y brincaban dando caza a los humanos mientras los antiguos los miraban riendo desde fuera... Eran monos de circo divirtiendo a sus amos.

Maylle le miró a los ojos y lo que vio reflejado en los profundos ojos verdes de su amante fue la muerte. Isod con aparente tranquilidad se aproximó al antiguo mas cercano. Un cabrón de pelo negro y largo, delgado y casi tan alto como el. Le dirigió una mirada de desprecio. La sangre de su última victima aún corria por entre las garras y los colmillos del joven vampiro. Sonrió a su vez. Y después le hundió la mano en el pecho con tanta fuerza que lo atravesó de lado a lado. Al sacarla arrastró el corazon con su garra. Triunfante lo elevó sobre su cabeza mientras el viejo vampiro se consumia y lo estrujó sobre su boca, bebiendo avido la sangre que caia sobre el. Si la sangre humana era placentera la sangre de un vampiro milenario era pura gloria.

Bajó la vista y vio al resto de los vampiros observandole espantados. Incluso los neo natos habían dejado de lado su espectaculo para observar aterrorizados como ese joven vampiro semi desnudo, casi salvaje en su apariencia acababa de asesinar a un ser que había entrado en su tercer milenio de vida con un solo golpe.
Isod sonrió sin humor. Sus ojos verdes brillaron con luz propia. Parecia mas alto, mas terrible y poderoso. La autentica Muerte había llegado.

 -Y ahora.. corred -

Algunos lograron escapar. La mayoría, mas de diez mil años de vida murieron en sus garras esa noche.

Y seguirá...







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