Sin embargo, cuando nos referimos a una mujer, digamos que llamarla zorra, no supone precisamente un elogio, a pesar de que los atributos necesarios son los mismos.
A saber, astucia, inteligencia, aprovechamiento de sus habilidades para obtener sus fines, y, digamos, una moral algo laxa a la hora de usar métodos discutibles para salirse con la suya.
Me resulta cuanto menos curioso, aunque mas curioso aún me resulta que precisamente, y como norma general, sean otras mujeres refiriéndose a otras mujeres las que usen ese término en su forma mas peyorativa.
Que conste, para mi ser una zorra no tiene absolutamente nada de malo, todo lo contrario. Que coño, ojalá cuando iba al instituto todas compañeras de clase- y de pasillo, escuela, ciudad...- hubieran sido unas zorras.
Yo hubiera querido ser un zorro, por desgracia siempre me quedé en ratoncillo.