Os voy a contar un cuento.
Erase una vez que se era, en una hermosa ciudad costera, un comité de empresa que, tras muchos años en el poder habían perdido el norte, compuesto en su mayoría de radicales y fanáticos, estos señores, supuestos representantes de los trabajadores, realmente actuaban como un poder con derecho propio. Ignorando al resto de sus compañeros, aquellos a los que supuestamente tenían de "defender" (como si en los últimos años hubieran tenido alguna razón real para defender nada).
Bueno, tanto es así, que estos señores del Comité de empresa el día antes de la comida de navidad del personal lanzaron un panfleto diciendo que el Comité de empresa no acudiría a la comida, explicando en el mismo panfleto el porqué de esta medida adoptada por el Comité de Empresa (una discusión que tuvieron con la Dirección el día antes), sin entrar en a valorar las razones, lo cierto es que esta actitud los deslegitima para representar ni a una gallina, primero confunden lo que es una comida de empresa por y para los empleados con unas reivindicaciones de corte político, creando un malestar generalizado, poniendo en una situación delicada a quienes desearan ir...
Pues si bien es cierto que estos señores no pedían al resto de los compañeros que no fueran a la comida, la pura verdad es que en el mismo momento que firman como comité de empresa, representantes de todos los trabajadores, están firmando en representación de todos los trabajadores, y eso lo hacen sin consulta ni asamblea pública, decidiéndolo ellos mismos sin más potestad que las que ellos mismos de arrogan.
Me parece vergonzosa la actitud de estos panfletarios fanáticos, ya que aunque no contaran con mi voto, ellos me siguen representando, al igual que nuestro querido Zapatero es mi presidente lo haya votado o no, y lo que haga o diga ZP como Presidente del Gobierno lo hace también en mi nombre, me guste o no.
En fin, que estoy indignado con estos supuestos representantes, que han demostrado que no son más que unos fanáticos con ínfulas de grandeza, unos aprendices de Tirano, unos críos (aunque sean mas vieos que un nuo) que en un acto de rabieta infantil, al no poder convencer al Director de sus propias bondades deciden patalear arrastrando a todos los demás por el camino.
Por que esa era NUESTRA comida, la mejor, si no la única, posibilidad de poder sentarte y pasar un rato agradable con los compañeros, y nadie tenia derecho a intentar arrebatarnos eso.
Vergüenza debería de darles, pero lo malo de los fanáticos es que es imposible razonar con ellos, ya que se creen en la posesión de la Verdad absoluta, ya sabéis, el pensamiento único y todo eso.
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